4 prácticas creativas simples para volver a tu centro
Y sintonizar con esa parte de vos que siempre está ahí, aunque a veces esté un poquito nublada. Edición #44 de Belleza que salva.
Cuando me pierdo en la neblina de mis pensamientos, de mis obligaciones o de la vorágine de la vida que no para, me vuelvo a encontrar en estas cuatro prácticas creativas y súper simples que no demandan más de 15 minutos cada una.
No importa qué tan desorganizada esté ni cuánto me haya alejado de mí misma, estas 4 cosas me centran, me acunan, me recuerdan que estoy viva y que tengo un cuerpo más allá de mi mente.
Ojalá te sirvan a vos también.
Edición #44 de Belleza que salva. Vamos :)
Hoy en Belleza que salva:
Charla: 8 minutos
Escritura: Fluida y activa
Salida: Para prestar atención
Hygge: Café + Libro
8 minutos de charla con une amigue
Conversar es una práctica creativa por excelencia porque nos permite entrar en contacto con otra voz y sacarnos de los enredos del propio pensamiento.
Podemos construir algo nuevo con las palabras de otro y volver a pensar las propias, dejarnos sostener y cuidar por alguien que nos quiere y nos escucha con amor y compasión, y poner afuera el pensamiento para escuchar de verdad lo que sentimos (a veces hasta para asustarnos y volver a pensarlo de vuelta).
Conversar con otras personas es, sobre todo, un ejercicio de escucha y foco, tanto propio como del otro. Escuchar es recordar que no estamos solas, que podemos ser también oreja y sostén para otrx y que la vida puede no pesarnos tanto.
¿Por qué 8 minutos?
Según escuché en una charla de Simon Sinek, solo se necesitan 8 minutos de charla con une amigue para volver al centro y sentirse escuchada y sostenida.
A ver, 40 minutos o tres horas sirven mucho más, pero a veces no los tenemos e igualmente necesitamos que alguien nos tire una soga aunque sea por un ratito.
En esos momentos viene bien recordar que con 8 minutos alcanza y que seguramente la persona que está del otro lado nos puede regalar esos minutos de su tiempo para ayudarnos a recordar.
"Cuando alguien te escribe y te pregunta ‘¿Tenés ocho minutos?’, cualquiera de nosotros puede pausar una película, salir un instante de una reunión o reservarse un rato para acompañar a un amigo que lo necesita", dice Simon.
15 minutos de escritura fluida y activa
Con 15 minutos de escritura sentida y consciente sobre lo que nos pasa (y lo que nos pesa), podemos reconectar y escuchar otra voz más consciente, más verdadera y menos embarullada que está dentro nuestro.
En la escritura a mano, las palabras van a un ir ritmo más pausado que cuando escribimos en la computadora o en el celular y eso nos obliga a prestar más atención, a elegir las palabras y a dejarlas fluir. Hay algo en esa conexión entre el cuerpo, la mano, la lapicera y la hoja que nos frenan un poco la ansiedad corporal, nos ponen más en presencia del mundo material y obliga a nuestro cerebro a ordenar y seleccionar.
Si además de escribir fluidamente hacemos una escritura activa, es decir, construir una respuesta a eso que escribimos, ya sea con algún prompt de escritura o con una pregunta simple, la escritura se vuelve aun más poderosa.
Puede ser algo tan sencillo como:
¿Cómo puedo mejorar esto?
¿Qué necesitan mi cuerpo, mi mente y mi corazón en este momento y cómo puedo dármelos?
¿Qué necesito escuchar ahora?
O el fantástico que más uso: Amor, ¿qué querés decirme en este momento?
Una caminata de prestar atención
Es parecida a una caminata común y corriente, pero no es igual. Una caminata de prestar atención es:
solitaria: no es para salir a pasear con alguien, aunque no está descartado —de hecho podés hacer la de 8 minutos más esta y tener un combo total— pero lo solitario hace que puedas tener más foco y atención, que es justo de lo que se trata.
desconectada: sin celular, sin podcast, sin música ni ningún otro estímulo externo más que el paisaje que te rodea.
activa: prestando atención a los sonidos, a los carteles, a las personas, a los colores y las charlas que ves y oís.
atenta: registrando lo que te llame la atención (podés llevar un cuaderno, anotar palabras o frases que veas en las notas de tu celular -sin chusmear WhatsApp…-, un finder de los que proponía la artista Corita Kent para fragmentar la realidad, una cámara de fotos, lo que sea que te permita anotar y documentar lo que ves, oís y sentís).
Caminar es una actividad regulada que pone al cuerpo en una frecuencia distinta. Y el efecto de prestar atención nos pone en modo creativo y hace que conectemos con nuestro entorno y con nuestros pensamientos y obliga a la mente a ponerse en acción de una manera más fluida.
Además, recordá: los monstruos odian el aire libre.
Un café, una ventana y un libro
Este combo me salvó la vida demasiadas veces. Puede ser en tu casa o en un café, lo importante es que sea en un espacio que te libere de los estímulos más frecuentes.
Si es en tu hogar, que sea lejos de tu espacio de trabajo o de las distracciones más comunes. Sentate cerca de una ventana, preparate algo calentito y rico, ponete cómoda y abrí un libro que te guste mucho.
Si estás un rato largo y te dejas sumergir en el libro, mucho mejor, pero a veces solo con 3 o 4 páginas alcanza para retomar un flujo de pensamientos más claro y menos cansado.
Podés recurrir a algún libro con ilustraciones o fotos que te lleven hacia otro lugar, o un diario de artista con dibujos e imágenes evocadoras; lo que sea que se sienta como un recreo, una caricia o una visión nueva y disruptiva en tu día.
Cuando te canses, siempre podés levantar la vista y mirar por la ventana, perderte en la hoja de un árbol, en la ventana del vecino que riega las plantas o en una bici que pasa cerca, y volver al libro (y a vos).
Crear peldaños que te suban
“El mundo hay que fabricárselo una misma, hay que crear peldaños que te suban, que te saquen del pozo. Hay que inventar la vida porque acaba siendo verdad”.
Ana María Matute
¿Cuáles son tus prácticas para volver al centro de vos misma? Contame en comentarios que quiero saber.
Te deseo un hermoso finde lleno de pausas creativas.
Un abrazo grande y gracias por estar ahí.
Bar
Me gustan tus prácticas. Comparto contigo el café, el libro y la ventana. Elegir un espacio que nutra y tener un momento donde poder conectar y subir tu frecuencia es pura maravilla. A mi también me salvó en mi día a día cuando he tenido momentos difíciles.
Comparto contigo la idea de volver al cuerpo. Moverte lento sintiendo el cuerpo, te trae al presente y tu voz interna. Besos
Me gustó mucho este escrito.
En mi caso cuando estoy con la mente a tope y con mucho ruido:
~ tomo una ducha consciente, con los 5 sentidos activos y pongo la atención en cada acción, en el olor, la sensación del agua cayendo… eso me ayuda mucho a calmar la mente y el cuerpo.
~ Escribir como comentas también es algo que me ayuda a calmar la mente y entender que necesito.
~ o tener una conversación con mi esposo (la mayor parte de veces es con el) esto me ayuda a cambiar el chic 🙌