Viajar juntas
y armar nuestra propia lengua materna. Más 5 recomendaciones para ver, leer y crear.
Escribo este correo desde un tren camino a Santiago de Compostela. Viajo con mi cachorra, como tantas otras veces, a quedarnos en lo de una amiga por el fin de semana.
Viajamos juntas desde que ella era muy chiquita y, aunque en general soy una madre bastante miedosa, nunca me asustó viajar sola con ella de bebé, ni de deambuladora, y mucho menos ahora, que ya tiene ocho años.
Es verdad que viajar solas es más cansador que viajar en compañía de su papá, de su abuela o de su hermano, claro, pero viajar juntas, o salir de paseo mucho tiempo por lugares desconocidos, me sigue resultando la mejor manera de conocernos.
Cuando viajamos juntas tenemos otras conversaciones, podemos conectar de otra manera, jugar a otras cosas, armar un diálogo propio que en la rutina es más difícil de armar, o de sostener, en ese lenguaje inventado que solo nosotras conocemos.
En los viajes me saco la capa de mamá rutinaria y me pongo la de mamá aventurera. No siempre lo logro, y tampoco en todos sucede la magia, pero lo cierto es que ambas volvemos distintas.
Las mejores veces lo que pasa es que volvemos a casa con un glosario de nuevas palabras, vivencias e imágenes para nuestro propio léxico familiar: madre e hija y una lengua que solo nosotras conocemos; madre e hija y nuestra propia lengua materna.
Ahora que además de viajar las dos vivimos en una tierra que no es la nuestra, con un lenguaje muy distinto al que manejamos siempre, este lenguaje propio se vuelve aun más poderoso.
Ella ahora es mi traductora con el mundo de afuera. Es la que conoce más el idioma de acá, la que pasa más tiempo modulando la lengua, adaptándola y sacándole el jugo a su nueva lengua mixta. Es la que trae expresiones que no conozco y que me encuentro adoptando para entenderme con ella.
Natalia Ginzburg, en su libro Las pequeñas virtudes, escribe:
"Una de mis hijas, cuando era pequeña, solía hablarme en un lenguaje que yo no entendía. A veces, me parecía que hablaba en otro idioma, en una lengua desconocida. Otras veces, me parecía que hablaba en un lenguaje misterioso, en una lengua secreta. La nuestra es una lengua que se aprende de otra manera y que es diferente de las demás. Es por eso que tenemos que andar siempre buscando las palabras, como si viviéramos en una tierra extranjera”.
Nosotras, ahora, vivimos en una tierra extranjera, y a veces parece que estamos siempre conociendo todo de nuevo. Sin embargo, los viajes juntas me recuerdan que hay una esencia que no la cambia el paisaje, ni los nuevos recorridos, ni otros itinerarios. Hay una lengua propia, un lenguaje familiar materno, que sigue intacto, que nos pertenece, aunque se transforme (y nos transforme) todos los días.
Es nuestra propia lengua materna.
Sobre los viajes, la lengua materna y el léxico familiar (y algunas bellezas random).
La serie Better things
Esta es una de las mejores series que vi en mi vida (gracias Marian y Nati por recomendármela). Max es una actriz y madre divorciada con tres hijas (y una madre intensa que vive enfrente de su casa), que trabaja y cría en Los Angeles y muestra su vida compartiendo el mundo con ellas, sus hijas, con todos los altibajos, todas las maravillas, todos los malabares, todo el amor y el dolor y la rabia, pero sobre todo el humor.
En la temporada 3, las cuatro -madre e hijas-, se van de viaje a una casa familiar en la playa, y los diálogos y delirios que suceden allí son mágicos. No se la pierdan. Es hermosa, y probablemente la ficción más fiel que vi sobre el viaje de la maternidad. Está en Disney+.
El libro Desierto sonoro, de Valeria Luiselli
Este libro ya no es una novedad literaria, pero no pierde su magia. Una madre y madrastra, un padre y padrastro y sus dos respectivos hijxs e hijastrxs hacen un roadtrip por Estados Unidos y les pasan muchísimas cosas. Se habla sobre la migración, los niños perdidos, el archivo familiar, las relaciones y el lenguaje, con una prosa poética maravillosa y desoladora.
“No sé qué les diremos a los dos niños en el futuro. No estoy segura de qué partes de nuestra historia decidirá, cada uno por su lado, editar o suprimir, ni qué secciones reordenaremos e insertaremos de nuevo para crear la mezcla definitiva -y eso que suprimir, reordenar y editar mezclas finales es, quizá, la descripción más precisa de nuestro oficio-. Pero los niños harán preguntas, porque preguntar es lo que los niños hacen. Y no nos quedará más remedio que contarles algo con un inicio, un desarrollo y un final. Tendremos que dar respuestas, ofrecerles una narrativa.”
La colección Rita y Chloé, de Guchy Fernández
Esta colección de ahora cuatro libros de la fotógrafa, escritora y editora Agustina Fernández, crea mundos fantásticos con la historia de dos hermanas -y más tarde tres. Todo surge a partir de un viaje familiar que da inicio a la magia del surrealismo y a una expresión poética nueva para contar lo propio -y lo diferente-, lo familiar, los viajes, las transformaciones, la hermandad, lo materno.
Todas las imágenes de este correo son de sus libros, que ojalá se puedan conseguirse editados pronto.
El taller Crear, criar, jugar, que vamos a dar con Javi en Tienda Lechuga
No hace falta irse muy lejos para crear un mundo y un lenguaje propio. En este taller que damos con Javiera Valencia Arenas proponemos las expediciones creativas (que pueden ser a la vuelta de la esquina) para crear historias, glosarios, ideas y mundos nuevos a partir de nuestra conexión con nuestres hijes, o con los niñes de nuestras vidas. Además, se llevan un kit práctico de cómo poner todo eso que surge en acción (y en arte).
Nos encontramos el sábado 16 de marzo a las 14 horas en Tienda Lechuga, café y Arte, en Buenos Aires.
Para inscribirte, manda un mail a tiendalechuga@gmail.com Quedan muy poquitos lugares.
La pestaña del lobo, exploración creativa de la maternidad
La semana que viene abrimos inscripciones para este taller de dos meses donde el foco no va a estar puesto en la maternidad sino en las mujeres que fuimos, que somos y que seremos a partir de este viaje.
Si querés que te avise antes, respondeme este correo o a barencolores@gmail.com y te cuento más en unos días (quienes me avisaron ya están en la lista para saber antes).
Abrazo grande y que tengas un lindo fin de semana.
Hasta la próxima,
Qué bonito lo que cuentas de viajar con tu hija! Los ojos de los niños son todavía frescos y descubren belleza donde nosotros hemos dejado de ver nada destacable. Y también tú le enseñarás con tu perspectiva a ver otros lugares más allá de casa y de la rutina 💜