Hace algunos años, en pleno puerperio, me anoté a un curso de traducción de textos feministas que me quedaba a dos viajes en colectivo y otro de subte de mi casa de entonces.
Mi hija tenía meses de vida, yo no conocía a nadie y era pleno invierno. Pero mi intención -aunque todavía no lo sabía- era escaparme.
Imagino que lo hice en uno de esos actos de arrojo que tengo a veces, que hablan más de mis ganas de estar en otra parte que de aprender. O quizás hablaba de las dos cosas: de escaparme y de leer a toda feminista que se me cruzara, como para justificar académicamente ese mismo arrojo.
La cuestión es que uno de esos textos era un ensayo de Joan Didion, una escritora que se hizo mundialmente famosa por escribir sobre sus duelos, pero que muchísimos años antes ya era una bestia como cronista.
El ensayo, o el artículo en realidad, porque había salido publicado en la revista Vogue, se llamaba Sobre el amor propio (On self-respect) y, en su momento, no entendí nada.
No lo entendí no solo porque tenía un lenguaje complicadísimo (estaba en un inglés bien rebuscado) sino, sobre todo, porque yo de amor propio no sabía nada (y tal vez, si lo hubiera sabido, en vez de arrojarme a la intemperie en pleno invierno, hubiera pedido la ayuda que necesitaba, pero esa es otra historia).
Como soy cabeza dura, y en eso no me gana nadie, lo traduje igual, a los ponchazos, y me olvidé del tema.
Esta semana me volví a acordar de él. Algo me dijo que ahí estaba una de las claves de lo que sentí en el último tiempo, y no me equivoqué.
La clave de la eterna (y agotadora) búsqueda de la propia identidad,
de la propia vida, y de la confianza para hacerla realidad.
En ese texto, Didion explica -de una manera bastante rebuscada, es verdad- que lo que verdaderamente importa a la hora de tener amor propio (es decir, una autoestima real y no cimentada en los cumplidos que puedas recibir de los demás) es tener carácter, y que ese carácter solo puede lograrse a través del conocimiento profundo de unx mismx, y de la aceptación de lo que unx encuentre en ese (incómodo) viaje.
“Aunque verse obligada a contemplarse a una misma es una tarea incómoda en el mejor de los casos -casi como intentar cruzar una frontera con documentos prestados- me parece que es la condición necesaria para empezar a tener una autoestima real, un verdadero amor propio”.
(el texto es de Didion, la traducción es mía, de hace seis años).
Pero ¿qué tiene que ver el amor propio con el autodescubrimiento? ¿Por qué es importante conocerse o contemplarse a una misma para “““amarse”””? ¿No es justamente al revés? ¿No es mejor ver qué es lo necesario para existir bien en el mundo y cumplirlo, que ir a buscarlo adentro?
Aparentemente no.
Tener amor propio no se trata de vivir en el paraíso narcisista de esta era de likes y sentirte bien con la imagen que vuelve de vos misma, sino justamente lo contrario: es no necesitar la validación de nadie.
“El carácter —la voluntad de aceptar la responsabilidad de la propia vida— es el lugar de donde brota el amor propio.
Según Didion, las personas con amor propio saben que la vida no es un dechado de armonía y belleza sino un fango del que no van salir ilesas. Tener amor propio es tener el coraje de verse de frente y amigarse con lo que sea que unx haya encontrado (aunque sea un espanto). Es ejercer la disciplina diaria de enfrentarse con los propios monstruos y aprender a no hacerles caso. Es un hábito mental, un entrenamiento, “una especie de ritual que nos ayuda a recordar quiénes somos y qué somos”, antes de volver a tirar la toalla. Y es, también, tener el valor de arriesgarse, y equivocarse.
Las personas con amor propio tienen el coraje de equivocarse.
Joan Didion
Porque quien no arriesga no gana, buscar en la propia vida es meterse en los lugares más oscuros que a una puedan ocurrírsele, y ver qué se hace con eso. Es darte cuenta de que la historia que te contaste toda la vida es engañosa, ilusoria, intrincada, y de que no tenés ni idea de cuál es la real, pero que vale la pena preguntártelo.
El camino hacia el amor propio, como escribe Didion, no es para nada cómodo, en especial para las mujeres, que aprendimos a odiar todo de nosotras desde que somos chiquitas, y que vivimos en un mundo que se empeña en recordárnoslo día tras día.
Por eso, hacer el trabajo de contemplarte en serio, y de aceptarte con lo que hayas encontrado, es revolucionario. Pero, sobre todo, es sanador.
Sanar es, en realidad, descubrirse a uno mismo
(Healing is really the discovery of Self)
Nicole Lepera
Ver qué hay abajo de las capas de discursos y acciones aprendidas durante toda nuestra vida puede ser enloquecedor. Pero es infinitamente más incómodo seguir sosteniéndolas.
“Liberarnos de las expectativas ajenas y devolvernos a nuestras propias manos: en eso consiste el enorme y singular poder del amor propio.”
Hace poco leí, en el libro El arte de escuchar, de Julia Cameron, que la energía que una invierte en no escuchar es muchísimo más grande que la que una usa si se presta atención. Qué golpe al ego, y al espíritu.
Ahora bien, ¿quién nos enseña a escucharnos? ¿Con qué parte de unx mismx se presta atención, cuando el ruido es tan tan alto?
Kurt Vonnegut diría que la forma de escucharse es creando.
Según él, la manera de enterarte qué hay en realidad adentro tuyo es practicar cualquier forma de arte:
Música, canto, baile, actuación, dibujo, pintura, escultura, poesía, ficción, ensayos, reportaje. Practicá cualquier arte sin importar cuan bien o mal lo hagas, no para conseguir dinero ni fama, sino para experimentar el ir siendo, para descubrir lo que hay adentro tuyo, para hacer crecer tu alma.
Kurt Vonnegut
Al final, creo que lo más difícil es darte cuenta de que si no creás y te hacés cargo de tu propia historia, alguien más podría escribirla por vos. O, peor, de que en realidad, ya está escrita.
Algo de que lo que estuve escuchando, mirando o pensando.
El libro El arte va a salvar tu vida
¿Que sentido tiene hacer arte cuando todo se cae a pedazos? ¿Que sentido tiene preguntarse por el arte cuando todo lo “real” se desdibuja? ¿Cual es el valor de seguir apostando a crear? Se lo pregunta Beth Pickens en este libro (y nos lo preguntamos todas las personas que nos dedicamos a crear, o acompañar a otros a hacerlo, en momentos de clima social y político turbulento). Su respuesta es amplia y precisa: no hay que dejar de crear.
Cada vez que pienses que no podés salir de casa porque el mundo es demasiado difícil, quiero que pienses en el arte, las actuaciones, la música, los libros y las películas que te hicieron querer estar vivx. Pensá en que probablemente esos artistas, como vos, se sintieron abrumadxs por sus vidas y los tiempos en los que vivían, pero crearon igual. No sabemos qué va a pasar, pero históricamente, bajo regímenes opresivos y gobiernos fascistas, son las personas valientes y creativas las que resuelven problemas, incitan, inspiran, organizan, consuelan, satirizan y reflexionan. No estás solx. Mantenete en tu camino creativo, confiá en tu visión y tené en cuenta que tus contribuciones serán importantes.
Esta entrevista a Charly García sobre su proceso de creación (gracias maride)
Un pedacito:
“Yo hago mis canciones como si fueran novelas cortas. Hay novelas de amor, hay comedias, hay dramas, hay un poco de todo.
Generalmente agarro un pedacito de algo, como por ejemplo ‘ella fue hasta el baño’, ‘el calefón no anda’, y de ahí salgo a hacer toda la historia.
Experimento con mi propia música. No me siento un tipo que dice `Hago esto y lo tengo totalmente definido`. Mi música va cambiando y yo aspiro a que cambie más. Se trata de hacer un experimento con tu propia creación”.
El documental Val, sobre la vida creativa de Val Kilmer
Después de enfermarse, Val Kilmer recopiló todos los VHS que había grabado durante toda su carrera y se puso a reflexionar sobre su historia, sus relaciones, su forma de crear y de vivir la vida. Y se puso a hacer collage. Todos los diarios de artista o scrapbooks que se ven en el documental Val y que se puso a armar después de quedarse casi sin voz, son maravillosos.
La carta de Kurt Vonnegut sobre crear y descubrirse, narrada por Sir Ian McKellen (gracias ma)
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