Mujeres que trabajan demasiado
La crisis del agotamiento de las mujeres, la belleza que por suerte nos salva y los 2 años de este newsletter.
Hoy es el día de la mujer y este newsletter cumple 2 años.
No es casualidad.
Elegí este día hace dos años para mandar mi primer correo porque todo lo que hago, pienso, deseo, leo, consumo, sueño, está atravesado siempre por el feminismo. Y este es un día feminista -mal que le pese a un montón de gente.
Hoy se canta, se abraza, se crea, se lucha, se moviliza, se recuerda, se celebra. Porque llegamos hasta acá gracias a un montón de otras. Porque estamos más vivas y más juntas que nunca. Porque somos un montón y todavía queda mucho, muchísimo por hacer, pero no nos vamos a rendir nunca.
Acá está ese primer correo, para quien lo quiera leer. Las cosas no cambiaron mucho, pero el feminismo sigue siendo fuego.
Mujeres que trabajan demasiado es el título de un artículo de Emma Gannon, y también el nombre del libro de Tamu Thomas.
En nuestra cultura, tenemos miles de ejemplos de mujeres que, adentro o afuera de la casa, estaban siempre trabajando (demasiado).
Abuelas, tías, hermanas, madres estaban siempre lavando, planchando, cuidando de los grandes o de los chicos, cocinando, saliendo a hacer las compras, volviendo agotadas de trabajar, y acostándose muy tarde o muy temprano para que todo pudiera funcionar -menos ellas, claro.
El descanso no estaba garantizado. No estaba bien visto. Ni siquiera estaba aceptado. No se podía parar. Hoy, tampoco.
“Para las mujeres, el trabajo no termina en el espacio de trabajo. Hay una enorme carga en el hogar que todavía recae en nosotras, ya sea cuidando a los hijos, atendiendo a personas mayores o simplemente tomando las riendas de la casa. Fuimos condicionadas a creer que nuestro valor está en lo que hacemos en lugar de en quiénes somos. Muchas de nosotras seguimos creyendo que para ser nuestra mejor versión tenemos que hacer más, pero el resultado suele ser estrés, agotamiento y desilusión.”
Tamu Thomas
La crisis social y económica deja a las mujeres siempre afuera del sistema. Los cuidados son vitales, pero no se pagan. El trabajo escasea y nunca rinde, y el cansancio es la moneda de cambio. El amor termina sosteniéndolo todo, pero no alcanza.
En nuestros cuerpos está ese registro: no se puede parar, no hay que parar, hay que seguir forzando la maquinaria, porque nunca alcanza.
"Ser mujer es una tarea agotadora, una labor de amor y resistencia en un mundo que a menudo nos demanda que seamos todo para todos." - Roxane Gay
"El cansancio de ser mujer es como llevar el peso del mundo sobre los hombros, una carga invisible que solo las mujeres comprenden y que a menudo es pasada por alto por la sociedad." - Chimamanda Ngozi Adichie
Como no podemos frenar, a veces el cuerpo es el que frena primero.
Hay miles de estudios que muestran que las mujeres tendemos a tener más ansiedad y problemas de salud mental por lo que se espera de nosotras, y la exigencia infinita que eso demanda.
En mis talleres veo a diario mujeres quemadas por la rueda infinita del seguir haciendo y que nunca alcance, de poner a sus cuerpos y a sus sistemas nerviosos al límite, y después descubrir que es el cuerpo el que decide poner el freno, el que avisa: ahora sí vas a parar.
Lo sé porque también soy un ejemplo de eso. El último año tuve dos grandes crisis de agotamiento que me obligaron a reconstruir mi vida para acomodarla a mis ritmos y no al revés, pero sé que tener tiempo y ayuda para frenar y acomodarse eso es solo un gran privilegio que la gran mayoría no se puede permitir.
Entonces, ¿cómo seguimos? En principio, poniéndolo en agenda. Reconociendo que es un problema grave y que, aunque cueste reconocerlo, no podemos con todo. Mostrando que el sistema sigue poniendo todo el peso donde no va, y que no es tarea nuestra reacomodarlo, sino de todos. Y también frenando cuando hay que frenar, pidiendo ayuda cuando hay que pedirla, y aprendiendo a exigirnos menos y dejarnos sostener.
El feminismo sigue siendo la pregunta, y también la respuesta. Ojalá hoy podamos seguir respondiéndo(nos).
Algunas cosas bellas que ayudan a ver el mundo con ojos de amor, amabilidad y tiempo para repensar(nos).
La presentación del libro El amor sostiene el peso de la noche, de Natalia Romero
Nati es una amiga muy muy querida, y el sábado 16 de marzo a las 18 horas presenta en Buenos Aires su nuevo libro de poemas.
El amor sostiene el peso de la noche es un libro impresionante, sobre el maravilloso -y conflictivo- mundo de los cuidados, el amor, las relaciones, la confianza, la sensibilidad, lo que hacemos para sostenernos, y la belleza y el dolor de la vida.
Yo voy a estar esa noche acompañándola, junto a Mariana D’Erasmo y Consuelo Iturraspe, y será una fiesta.
Ojalá nos podamos ver ahí: sábado 16 de marzo a las 18 horas en Musetta: Billinghurst 894, CABA.
El documental sobre la vida de Charlotte Salomon
Una rotura de corazón enorme es este documental sobre el diario visual de Charlotte Salomon, una artista judía-alemana que creó más de mil gouaches en su diario narrando la historia de su vida, de su familia y de su infancia, antes de ser enviada a Auschwitz y morir a los 26 años.
Su diario es un testimonio artístico invaluable y este documental lo muestra a la perfección, junto a música que compuso ella misma para acompañarlo.
El libro La ternura de las piedras, de Marion Fayolle
Soy muy fan de esta artista y este libro me lo recomendó Guchy Fernández, una de las recomendadas del newsletter pasado.
Es un libro ilustrado que relata de historia de una familia y del cansancio enorme que conlleva tener un padre que está enfermo. Una grandísima metáfora de cómo es cuidarlo, prestarle partes del propio cuerpo, sostenerlo, acompañar a una madre que se ocupa de todo hasta el agotamiento, y cómo seguir aún así con la propia vida.
Bellísimo y transformador.
El taller La pestaña del lobo, que inicia en abril
Abrí inscripciones para este taller sobre la transformación que implica la maternidad en nuestras vidas, y la ruptura identitaria -y creativa- que eso supone (y su cansancio).
Con este taller prometo ojos de guía para nosotras mismas, poniendo nuestra red en el centro y convirtiendo el arte en nuestra lanza creativa.
8 semanas, 6 encuentros, un super grupo, muchas propuestas creativas, reflexión y transformación.
Gracias por estar ahí, por leer, por comentar, por escribir, por no rendirse nunca.
Hoy se cumplen dos años de este newsletter y lo pienso celebrar creando cosas nuevas desde acá que contaré muy pronto.
Ojalá nos podamos cruzar en alguna de las propuestas que compartí. (Ah, y desde acá podés reservar tu lugar en el encuentro de Crear, Criar, Jugar en Tienda Lechuga, ¡quedan los últimos!)
Un abrazo grande y gracias,
Bar