Mi amiga, la escritura
Una carta de amor a la escritura, y a la confianza que me dio, sin pedirle nada a cambio. Más 3 hábitos para escribir.
Releyendo estas últimas semanas mis cuadernos históricos me di cuenta de que en realidad no tiene ninguna importancia lo que escribí ahí: lo único que de verdad importa es que lo escribí. Que me puse en situación de escritura, que tuve la disciplina de sentarme casi todos los días a ver qué había dentro de mi cabeza, de mi corazón, y que fui lo suficientemente valiente para dejarme atravesar por la experiencia.
A veces me pregunto cuánto de haber escrito más de 50 cuadernos, y muchas páginas de diarios en bits, todos estos años, tuvo que ver con encontrarme donde estoy ahora. Qué hubiera pasado si no lo hubiera hecho, qué de mi vida sería diferente.
No tengo la respuesta y probablemente no la sepa nunca, pero hacérmela me permite ver que no fue en vano. Que haberme puesto frente a la hoja, día tras día, durante todos estos años, logró mostrarme algo que antes no estaba disponible para mí: una confianza en mí misma. Algo que nunca le pedí a la escritura, pero que ahora veo que me pudo dar.
La confianza de saber que sin importar qué me pase, qué sienta, qué piense, dónde viva, con quién me relacione, siempre me voy a encontrar ahí, en el cuaderno y en la lapicera; siempre me voy a tener a mí y a mi escritura, conmigo, en cualquier lugar.
Escribo porque la escritura es mi amiga, porque así me entiendo y me libero, porque me permito dejar en la escritura lo que en mi cabeza o en mi corazón ya no tienen lugar. Escribo porque es mi herramienta, una de ellas, y quiero que la escritura me permita vivir mejor, crear puentes, transformarme, domarme, ablandarme, conectarme conmigo y con otres.
Pero la escritura no soy yo.
Yo soy aquella que no se suelta la mano, que se sostiene a lo largo de los años, de las décadas, que se toma de la mano y se lleva, despacio, hacia la otra orilla.
“Escribir es el anzuelo que vuelve a buscarme cuando necesito encontrarme a mí misma. Cuando recuerdo que también soy la que escribe. Que también soy estas que después cambian y se transforman.”,
Lo encontré escrito en uno de mis diarios, y es eso: la escritura es el anzuelo. Pero es el pez soy yo. O el agua, o vaya una a saber…
Hoy escribo siempre que puedo, y sin exigencias. No quisiera sentirme obligada a sostener la escritura porque no puedo vivir sin ella. Al contrario, escribo justamente para no necesitarla, para no necesitar nada, en realidad, para poder sostenerme sola, sin alicientes, sin sostenes externos, sin rutinas obligadas.
Ya me conozco y sé que cuando paso temporadas sin escribir es porque no tengo ganas de ver escrito lo que tengo adentro, que no me lo banco, que no deseo hacerlo evidente, que es más fuerte que yo. Y ya no me obligo. Mi disciplina con la escritura me permite esos baches, con la conciencia de que, cuando pueda, y quiera, voy a volver.
Cultivar una presencia interna es el primer paso de la creatividad
James McRae
Mi objetivo es ser yo mi mejor amiga, serlo de verdad, sin parafernalias, sin más estructuras, sin excentricidades. Sigo en ese camino, creo que estoy cada vez más cerca - y la escritura me acerca-, pero mi verdadera amiga soy yo.
Tres ideas para usar la escritura como tu amiga, si eso es lo que querés.
Uno: las ultra famosas -y no por eso menos útiles- Morning pages
Si todavía no sabes lo que son, no importa. Las inventó la escritora y experta en creatividad Julia Cameron. Se trata de escribir apenas te levantás (o en algún momento posible de la mañana) tres páginas de sensaciones, pensamientos, ideas, runrunes internos. Una especie de “brain dump”, o “papelera de reciclaje de la mente”.
Escribir todo eso te libera de estar masticándolo en tu cabeza todo el resto del día, y le abre espacio a tus ideas para que fluyan más libremente, y con mayor creatividad. Lo interesante del ejercicio es no volver a leer lo que escribiste hasta que hayas terminado tu cuaderno (o al menos eso es lo que hago yo). La segunda cosa interesante es justamente leerlo, porque ahí podés ver qué cosas se repiten una y otra vez, a qué le podés prestar más atención, o cambiarlo.
Dos: Active Journaling o Escritura Activa
Si ya escribís tus páginas matutinas, o si ya escribís en general, este es un paso más interesante. Hacia el final de tu escritura, hacete algunas preguntas activas sobre lo que escribiste, por ejemplo:
¿Cómo podría mejorar esto?
¿Qué puedo cambiar de esta situación?
¿Qué podría crear algo bueno para mí hoy?
¿Qué necesita mi cuerpo?
Y escribí la respuesta. No juzgues lo que estás escribiendo/respondiendo. No lo enjuicies. Ni siquiera lo pienses. Dejá que la lapicera corra libre sin entender muy bien qué estás haciendo. Después releé esa parte, y actuá en consecuencia.
La escritura activa habilita una parte de tu inconsciente o “higher self” que no sabías que estaba ahí siendo testigo de la experiencia. Vendría a ser el testigo del testigo, como lo llama Pablo D’ors. Tu testigo es tu escritura matutina, y el testigo del testigo es la escritura activa. Ahora vos, cuando leas esas respuestas, vas a ser quien se distancia de esto y actúa en consecuencia. Probalo y me contás.
Tres: Desafíos de escritura
Encontrate con algún “accountability partner” y desafíense a escribir todos los días, o sumate a algún grupo de El camino del artista (hay miles), o ponete el objetivo de escribir una semana seguida, y cumplilo como puedas.
Si no te gusta escribir a mano (aunque yo lo recomiendo ampliamente), podés usar 750 words. Es una web en donde tenés que escribir 750 palabras todos los días. Es online, y es privado. Y para ñoñas como yo, te muestra las estadísticas. Es una buena forma de arrancar y probar cómo lo sentís.
Te pregunto: ¿Cuál es tu relación con la escritura hoy? ¿La escritura es tu amiga? ¿Tu amiga sos vos? ¿De qué maneras te llevás hoy de la mano hacia la otra orilla?
Gracias por leer y por las respuestas increíblemente bellas que me escriben. Leo todo y lo atesoro.
Mi idea, este mes, era ya tener la comunidad creativa en acción, pero la vida tuvo otros planes para mí. Me operaron dos veces -una de urgencia, y no fue un “sueño azul”, if you know what I mean-, tres internaciones, mucho miedo y muchas horas de reposo, cuidado y cautela que por ahora continúan así. Pero mayo tiene otros planes más divertidos para mí, o eso quiero creer, así que ojalá pronto pueda tener más novedades.
Si te dan ganas, escribí. Y sino, siempre podés compartir un pedacito de mi newsletter, reenviarlo, o mandárselo a alguien a quien le pueda hacer bien. (¡O las dos cosas! :)).
Nos vemos pronto, que tengas un lindo fin de semana.
Bar
Hermoso lo que escribiste.
Me sentí completamente identificada.
Gracias.
Siempre supe que eras una criatura fascinante, y digo criatura porque a los nueve años tuyos en los que yo te conocí era lo que eras. Nunca dudé de que tu cerebro iba a producir cosas maravillosas. Acabo de leer todo esto que escribiste y me fascina, creo que hoy sos vos la que me estás ayudando a mí. SOS una escritora increíble; ahora es casi de madrugada acá, pero no quiero dejar de decirte lo que pienso. Me encanta lo que escribís y cómo llegas a la gente, cómo llegas al corazón de cada uno. Te sigo leyendo. Te quiero siempre.