Existe otra palabra para decir fuego: feminismo
¿Y si estamos en el momento de dolor, puro fuego y dolor, y necesitamos que todas las hojas se caigan y surja lentamente lo nuevo?
Este newsletter empieza hoy, 8 de marzo de 2022. Es un día bisagra y un día fuego. Es también un día de muchísimo dolor.
Dolor y fuego, dolor y creatividad, dolor y hacernos más vulnerables.
Natalia Romero escribe en el prólogo del libro Un bestiario, de la vietnamita Lily Hoang, que en la literatura las mujeres podemos ser más vulnerables que en la vida.
Yo pienso lo mismo.
La literatura supone una distancia, un verse de afuera, un tiempo transcurrido. Y es también una trampa. Porque a veces pensamos que lo que ponemos en el papel (o en los bits) salió de adentro, lo sacamos del sistema y sigue haciendo su curso allá afuera. Pero no siempre funciona así.
El dolor a veces es una brasa que lenta y persistente nos sigue quemando adentro. Y para que no queme de más es necesario drenarla. Dejarla salir de a poco, o simplemente gritar. Gritar hasta que se haga más chiquita. Gritar y salir a la calle y exigir una vida más amable con nosotras. Pedir un deseo y que se cumpla.
Corita Kent dice:
“Si sos capaz de pensar en los momentos más difíciles de tu vida y considerar que forman parte del proceso creativo, por dolorosos que sean (supongo que a los árboles les debe doler perder todas sus hermosas hojas), eso es para mí trabajar de verdad, crear de verdad, aunque no se vea todavía el producto acabado”.
¿Y si estamos en el momento de dolor, puro fuego y dolor, y necesitamos que todas las hojas se caigan y surja lentamente lo nuevo? Feminismo fuego, feminismo dolor, feminismo y hojas que se caen y duelen. Duele porque lo que duele y lastima se tiene que caer. Se va a caer.
Y mientras tanto…
“Pienso en los árboles, en cuan fácilmente sueltan, dejan caer las riquezas de la estación y cómo, al parecer sin dolor alguno, pueden dejarse ahondar en sus raíces en busca del sueño y la renovación”.
Mary Karr
Mary Karr no ve el dolor pero el dolor está, y cuando las hojas se sueltan, cuando se van cayendo, aparece la renovación, lo que está atrás, o al costado, o arriba, o después, del dolor.
La creatividad, el hacer creativo, esas “raíces” de las que habla Karr, a las que podemos aferrarnos para que no duela tanto, o para hacer algo con ese dolor y transformarlo en una cosa viva, más bella, más necesaria para nuestro “sueño y renovación”.
Tantas veces leí eso de que la creatividad requiere coraje, o valentía, o como querramos traducir la palabra courage. Me costaba entender qué quería decir. ¿Por qué hay que ser valiente, o tener coraje, para crear? ¿Por qué?
Recién ahora puedo empezar a entender.
“En la literatura las mujeres podemos ser más vulnerables que en la vida”, escribe Nati Romero. Y eso requiere de mucho coraje. Ser vulnerable es difícil. Es validar lo propio y reconocerlo como algo valioso, es aprender a perder para después recobrar, es escribir para averiguar qué sentíamos de alguna cosa, y al verlo temer y después confiar y después volver a temer, porque ni siquiera nosotras lo sabíamos. Y por último soltarlo y que el mundo se encargue de ver qué se hace con eso.
Existe otra palabra para decir fuego: feminismo.
Y también: quiero que mi tristeza sea legitimada. (Lily Hoang).
Lo que arde. Lo que nos quema adentro. Leo poesía feminista para abrir la herida, para sanarla. Salgo a la calle y duelo lo que podría haber sido y no fue. Y las palabras me calman. Hay un sosiego ahí. Está la palabra de otras, de otres, está su transformación en arte, está su coraje y su herida y todo eso me transforma.
“A veces simplemente hay que atravesar una época de depresión para poder acceder, una vez superada, a toda la luminosidad que tal vez nos aguarde, y estar atenta a cuanto la nueva época expone o exige”.
May Sarton.
Hoy 8 de marzo, día de las mujeres, a las 19 voy a leer poesía feminista en una librería, junto a otras mujeres valientes, creadoras, que admiro mucho. Antes o después me uniré a otras mujeres en la plaza.
Porque salir a la calle es crear. Y también lo es escribir. Y cocinar, y tejer, y cuidar de un jardín. Es confiar en que hay algo más que nos espera detrás del miedo y la rabia y el fuego. Es crear otro mundo posible, crear nuestras propias vidas sin ese dolor.
Es creer que las mujeres tenemos una fuerza creativa capaz de mover montañas. Y que nos merecemos lo que hay atrás del fuego. Nos lo merecemos en serio.
Gracias por leer este, el primer correo que mando. Que surgió así, sin pensarlo, como diría mi abuela María Luisa.
Los próximos vendrán cuando surjan, cuando sienta que tengo algo para decir, para compartir, cuando algo me queme en las manos.
Días de creatividad, este newsletter, nació del desafío de los #100díasdecreatividad que fui compartiendo el año pasado por instagram. En ese hashtag podés encontrar 52 días en los que pensé y compartí algo sobre crear (algún día haré una lista con todos los temas que fui tocando). El desafío sigue por acá.
Me encanta recibir propuestas de temas, cosas para leer, links, escrituras de otras personas, así que si tenés ganas podés responder este correo con una recomendación, o con lo que sea. Soy lenta para responder los mails pero sabé que lo voy a leer y que lo voy a valorar muchísimo.
Nos vemos en el próximo día de creatividad. Hacé lo que puedas con tu dolor, con tu herida, y si te sale crear, gracias, porque seguro nos hace bien a todes.
Bar