Cuando todo se tambalea, siempre vuelvo al mismo lugar: la fuente, el origen, la semilla, el método, eso que está por debajo de todas las cosas, lo que pulsa pero no quiere protagonizar, lo que arma la estructura y da sostén.
Hace varios años que me dedico a acompañar a las personas a indagar en sus fortalezas y potencialidades para descubrir cuál es su propio método, y me parece fascinante.
La mayoría de las personas ya tiene su propio método pero lo desconoce, y en esa ignorancia pierde o elude su valor.
Revelar la propia manera de hacer, sentir, expresar, descubrir las cosas del mundo y transformarlas es muy poderoso.
En el metodo está el poder de la alquimia.
Todo el mundo puede estar expuesto a lo mismo, pero la forma de recibirlo (y transformarlo en otra cosa) es muy distinta.
La posibilidad de revelar un mundo con nuestra mirada resulta cuántico. Tanto desde la física cuántica -el observador lo cambia todo- como desde la creación energética -armar algo donde no había nada, es decir, ex-nihilo.
A mí me fascina entender cómo alguien produce algo que antes no existía -y es muy probable que por eso esté investigando hace varios años el mundo de la creatividad. Pero sobre todo me interesa descubrir los mecanismos a través de los cuales se llega a crear.
Todas las personas tenemos internalizada una forma de elaborar o producir algo. Hay quienes lo tienen claro y lo van ajustando a medida que conocen cosas nuevas, y hay quienes lo hacen de manera intuitiva, sin saber muy bien cómo producir ciertos resultados, pero confiando en que hay algo que saben hacer que pueden replicar la próxima vez.
Para mí, no hay nada como conocer tu propio método, y compartirlo.
En el mundo del teatro y la danza esto es más evidente. Quienes dirigen a otras personas tienen que tener el método mucho más aceitado para no hacer perder el tiempo de nadie. En ese mundo hay reglas, hay tiempos, hay unas formas que si se repiten y se sostienen producen un orden que se potencia.
La coreógrafa y bailarina Twyla Tharp, en su libro The Creative Habit, habla del método, del hábito y del talento, y expone su propia visión de cómo se producen las obras:
Para ser creativx hay que saber prepararse. Nadie puede darte tu tema, tu contenido creativo; si pudieran, sería su creación y no la tuya. Pero hay un proceso que genera creatividad, y podés aprenderlo. Y podés convertirlo en algo habitual.
Si el arte es el puente entre lo que ves en tu mente y lo que ve el mundo, entonces la habilidad y el método son las formas en la que construís ese puente.
La directora de teatro y artista Marta Pazos cuenta en este documental sobre su propio método, que incluye un cronómetro que usa todo el tiempo en sus ensayos, su conexión vital con lo que está produciendo, el ecofeminismo, el movimiento y el color como gran canvas creativo.
En el caso de artistas que pueden producir obras en soledad, conocer el propio a veces método es más intrincado, pero hacerlo evidente siempre lo potencia y lo vuelve más poderoso.
Juana Molina cuenta en una entrevista cómo es ese momento de la creación en el cual se observa a sí misma haciendo lo que hace y en ese instante rompe la magia. Si se ve cantando y produciendo su canción, pierde el hilo, se distancia, se vuelve “otra” de la cosa creada y ya no puede seguir siendo la creadora imbricada a la obra. Para crear, tiene que vivir en el mundo de la creación por un rato lo suficientemente largo (a veces muchas horas), y esa es una de las condiciones de su método.
Ahora bien, tener un método no equivale a tener sustancia. Es decir, tener el método a la vista no garantiza que lo sepas usar, ni que puedas producir algo, y viceversa: no tener a la vista el método no significa que no puedas crear.
¿Cuantas personas se pasan toda vida creando ciertos resultados sin saber de manera consciente cómo lo hacen?
Sin embargo, al revelarlo, hay un cierto clic. Se produce el alivio. Se acallan voces interiores que de otra forma se vuelven demasiado altas. Se frena la duda. Se deja de perder el tiempo pensando en la próxima vez en que me tenga que sentar a crear. Se resuelve el misterio.
Si hago esto y esto y uso esto y esto y lo revuelvo de determinada manera, es muy probable que pase esto.
Claro que el método es como cualquier receta. No te garantiza que la comida vaya a quedar rica, solo organiza tus prácticas, pero la salsa igual se te puede quemar.
Por eso, al método hay que agregarle muchas otras cosas.
En primer lugar: la presencia. Si sabes cómo hacer las cosas pero no estás AHÍ mientras las haces, es muy probable que no obtengas nada, o que lo que obtengas sea algo vacío y sin alma.
Otro ingrediente importante es el tiempo. Si sabes cómo hacer las cosas pero no le dedicás el tiempo suficiente a crearlas o a hacerlas suceder, no importa cuan maravilloso sea tu método. No va a funcionar, no va a vivir, no va a crecer ni se va a transformar. Tu método va a ser una planta sin raíz. No va a estar agarrado a nada. Por más que se vea muy lindo por fuera, con el tiempo se va a secar.
Lo último y no por eso menos importante: la iteración. Un método está vivo en la medida en que se pone en juego, se relaciona con otras cosas, se predispone a la vida y a la interacción con los otros. Y en esa exposición a lo distinto se va adaptando y transformando, y es importante no rigidizarlo. No casarse con el método para siempre como estaba cuando lo encontraste. Permitirle respirar, crecer, incorporar cosas nuevas, que lo nuevo transforme a lo viejo, que lo viejo se vuelva más sólido (o se destruya), que las posibilidades estén vivas.
Método + presencia + paciencia (tiempo) + iteración = creación garantizada
El método es la organización interna de lo propio, no son sólo herramientas o recursos, sino la integracion de todo eso con tu propia mirada, con tu participación en el mundo.
El método tiene que chocarse una y otra vez con lo que pasa tanto afuera, en el mundo, como adentro, en tu propio fuero, y en esa interacción hay que permitirlo dejarlo fluir, que tenga su propia vida.
¿Conocés tu propio método?. ¿Alguna vez lo pusiste en palabras? ¿Sabés de qué manera llegar al otro lado del río de tu propia creación? Me encantaría saber.
Si no lo sabés, te propongo que esta semana estés atentx, que le pidas a tu propio método que se revele y te muestre su magia.
Hagas lo que hagas, tu método está ahí, esperando a ser revelado (y puesto en acción).
Gracias por leer (y comentar, compartir, debatir, recomendar, de verdad gracias).
Hasta la semana que viene,
Bar
Me ha resonado mucho este contenido. Acá trabajo con el Método SILLA 🪑, que lo he atravesado primero en mi y utilizo en mis mentirías 1:1
Resonando mucho contigo Bar 🩵 me obsesiona la cuestión del método y estos dos últimos años me he estado dedicando internamente a descubrir el mío. Y wow, siento tan auténtico lo que mi propio método me está enseñando a mí, incluso antes de compartirlo con nadie más, que ando como en una nube de fantasía mezclado con rendición dolor emociones varias y muchísimo voltaje. Abracitos enormes y gracias siempre por tu escritura