La primera vez que escuché sobre la desesperanza creativa fue este lunes, cuando le conté a mi terapeuta lo enojada que estaba por no poder encarnar ninguna de mis versiones anteriores: ni la que no puede nada y se queda congelada esperando el desenlace, ni la que se exige al infinito para tener alguna ilusión de control. Ya no soy ninguna de esas versiones y la identidad que me queda es incomodísima, porque no sé cómo se funciona siendo simplemente yo.
“Estás viviendo la desesperanza creativa”, me dijo, y me conquistó.
Al parecer, la desesperanza creativa es justo ese punto en el que no sos la que eras pero tampoco tenés muy claro quién sos, o cómo son tus nuevos mecanismos, gustos, grupos de pertenencia, o nada, básicamente. Es desesperanzador porque implica una incertidumbre desoladora que te deja en pampa y la vía y que cada vez se siente más profunda y oscura. Es creativa porque ese mismo vacío tiene la potencia de acompañarte a crear lo que quieras. La auténtica vida propia de la que tanto hablé e indagué cuando me convertí en madre.
La maternidad: la gran desesperanza creativa.
La migración: la gran desesperanza creativa.
La separación: la gran desesperanza creativa.
Y yo las viví todas al mismo tiempo. Cómo para no sentirme perdida...
Ahora bien. Yo ya decreté, desde el último correo, que esta es mi nueva temporada creativa: season 4 de mi nueva identidad, ja. ¿Qué significa esto? Todavía no lo sé con certeza (véase: desesperanza creativa más arriba). Sin embargo, hay una energía nueva que me habita y que se siente como un embarazo (no, no estoy embarazada, ese sí que sería el colmo): es incómodo, nuevo, desconcertante y al mismo tiempo está lleno de ilusión, de ternura, de amor por mí misma y por esta nueva vida que se asoma.
En su correo del viernes pasado Austin Kleon escribe que noviembre será su mes del NO. En mi caso, noviembre será es el del sí pero con mucho tiempo de maceración. Los sí van a ser muy pocos; los no, muchísimos, pero todos dados con intención.
Arnold Schwarzenegger (?), puso el otro día:
“Cuando te tomás el tiempo para sentarte a solas con tus pensamientos podés encontrar quién querés ser; no lo que tus padres quieren que seas, no lo que tus amigos quieren que seas, y definitivamente no lo que alguien en Instagram o TikTok quiere que seas".
Mi forma de sentarme a solas y escuchar lo que quiero suele ser la escritura. Es la forma más fácil, cercana y verdadera de saber lo que pienso sobre alguna cosa. Es mi brújula personal, y la que me cuenta todo lo que todavía no sé sobre mí misma. La escritura como un oráculo precioso, como el viaje a lo esencial.
Quienes me conocen un poco lo saben: escribo todos los días, llueve o truene. No lo pienso, no lo busco, no me cuesta, lo hago como lavarme los dientes.
Después de muchos años de práctica, escribir es una parte más de mi vida. A veces escribo mucho, a veces menos. A veces son solo páginas de ruido mental, a veces es alguno de los libros que estoy escribiendo hace tiempo, y muchas otras son ejercicios que yo misma me invento o que tomo de otros: esos son los días más poderosos.
Hace años que recopilo maneras de ayudarme a pensar sobre mí misma sin necesidad de recurrir a otros para espejarme (llámese terapia, amigues, pareja, etcétera). No es que no comparta mis procesos, lo hago muchísimo, pero saber que me tengo a mí misma para entenderme sin depender de otro, es un gran alivio.
“Escribir me salva, me sana, me alivia, me despedaza y me vuelve a unir. Escribir me muestra algo de mí que no había visto antes, escribir me drena, me despoja, me conecta con mi ser superior, me revela cosas que no estaban frente a mi vista. ¿Y si eso igual no alcanza?”
En algún momento la escritura me empezó a quedar chica para traerme sorpresas y empecé a recurrir a otros ejercicios más lúdicos y creativos que sortean lo racional y le abren la puerta al inconsciente. Estudié neuroterapia artística, psicología creativa, neuroarts y arteterapia para el bienestar. Pero todo, todo, todo, lo probé primero en mí.
¿Y si eso tampoco alcanza?
La desesperanza creativa tiene el potencial de convertirse en esperanza creativa. Confío, confío en esto aunque a veces me gane la desesperanza.
Acá hay un ejercicio poderoso.
Escribí esta frase en tu cuaderno: “Si no me molestara hacerlo mal intentaría….” y fijate qué sale. Si la escribís diez veces con diez finales distintos se vuelve cada vez más divertida.
Otro:
Lo que más me gusta de mi vida es…
Y completar 10 veces. Si lo que más te gusta lo hacés una vez por mes, podés probarlo hacerlo una vez por semana, o por día, y ver qué pasa.
Si estás en temporada de desesperanza creativa recordate: es desesperanza, sí, pero es creativa. Y de la creatividad está hecha el mundo. TODO estuvo en el mundo de las ideas antes de convertirse en materia. Todo. Marie Forleo recuerda siempre que si ya lo pensaste como una posibilidad para vos, es muy probable que ya tengas todo lo que necesitás para hacerlo realidad. A veces me acuerdo de esto y me consuela.
Algo de lo que estuve mirando, escuchando o leyendo estas semanas:
Este libro genial.
Lo estoy leyendo y lo tengo prácticamente todo subrayado. Jeannette Winterson cuenta la historia de su infancia (hasta donde voy leyendo) y de su relación con su madre ultra católica, conservadora, emocionalmente muy distante que se la pasa leyendo la Biblia y criticándolo todo, que le dice esta frase dolorosa cuando descubre que su hija sale con chicas: ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal? Boom. Fuck normality. Si ser normal es ser infeliz, qué milagro no serlo, ¿no? Y qué difícil al mismo tiempo…
Este video-entrevista a Elizabeth Gilbert (gracias Lourdes por compartírmela).
Qué inspiradora que es Gilbert por favor. En una hora te acomoda todas las ideas. Su libro Big Magic, una vida creativa más allá del miedo, es la demostración perfecta de que ser un artista torturado (es decir, de que hay que sufrir sí o sí mientras estás creando) es pura bullshit. En este episodio de Se regalan dudas (tiene subtítulos en español en YouTube) da una clase magistral de cómo es crear teniendo clarísimo que para hacerlo disfrutándolo hay que elegir la propia identidad y cerrar la puerta. Fuck normality bis.
Esta publicidad (gracias Inés por mandármela).
Sí, es una publicidad de zapatillas, pero me puso la piel de gallina. Soltalo todo, bebé. Soltá todas las expectativas, soltá todos los prejuicios, soltá tu propia identidad y fijate qué pasa (sí, en un mundo ideal en el que a las mujeres nos dan bola, pero bueno, es una publicidad). Fuck normality bis bis.
Este libro sobre ADHD, o ADD, como lo llama él.
Gabor Maté viene exponiendo y laburando sobre trauma, adicciones, cuerpo y neuroplasticidad hace muchos años. Yo, sin embargo, no sabía que TAMBIÉN tenía libros sobre TDAH/ADHD (y que lo tenía él mismo). El libro es polemiquísimo, como todo lo que hace, porque expone que el TDAH es un problema de desarrollo traumático (y no solo de predisposición genética), y que entonces siguiendo una serie de acciones, te podés ““““““curar””””” (entre miles de comillas ya que el TDAH no se cura porque no es una enfermedad; él habla de sanación en el sentido de aplacar la mayoría de sus características). Me parece valioso el aporte, más allá de las polémicas en la comunidad científica, porque al menos es otra mirada al tema, y porque involucra al trauma y al cuerpo, que en muchos casos son la raíz de todo.
Gracias por leer. Y muchas muchas gracias por el montón de mensajes bellísimos que recibo. Los leo todos y los respondo al tiempo que puedo. Van directo al corazón.
A partir de ahora, mi idea es que estos mails salgan una vez por semana. No van a ser todos iguales ni van a tener la misma extensión, porque aprendí que esa es una exigencia que no necesito ponerme, pero sí quiero estar más cerca de la manera que me salga.
Si pensás que estos correos le pueden servir a alguien más, podés compartírselos.
Mientras tanto, abrí algunos lugares para trabajar de manera personalizada en sesiones de Alianza Creativa a partir de enero. Es virtual, pero si estás en Madrid lo podemos hacer presencial. Cualquier duda sobre esto me podés responder este mail o escribirme a barduhau@gmail.com
También desde esta semana, Supernova, nuestro estudio creativo, abrió las puertas en Ciudad de México, así que si estás por allá podés escribirle y trabajar de manera presencial con Belu Bos, mi dupla creativa.
Que tengas un hermoso y colorido fin de semana, y que la (des)esperanza creativa te impulse a crear.
Un abrazo,
Barb
Me encantan tua correos bar 💚 gracias por escribir 💚 gracias por compartir 💚
¡Qué belleza todo esto!
Me siento súper identificada.
Te invito a leer mis historias que creo que van a resonar contigo porque, después de leer esto, pienso que tenemos varias cosas en común :) .
¡Saludos!
María.