Ahora me convierto en mí
Cierre de ciclo, vida en valijas y una nueva era para mí (y este espacio).
Escribo en el avión con destino a la cuarta ciudad en la que voy a vivir este mes. Las nubes se ven por debajo del avión como una manta de algodones, el cielo está limpio y azul.
Viajar sola estos días a Buenos Aires fue mi regalo de cumpleaños, y el cierre de un año personal muy fuerte y transformador para mí.
Cumplí años hace dos días y lo festejé, entre otras cosas, haciendo lo que más deseaba hacer: recorrer sola y sin apuro la mejor ciudad del mundo, la más amada, mi Buenos Aires querida.
El día de mi cumpleaños número 35 desconecté el celular y caminé bajo el cielo celeste de Buenos Aires con sus árboles rosados y violetas. Entré a museos demorándome todo lo que quise, paseé por librerías y me senté a leer al sol, almorcé y tomé café sola, mirando a la gente pasar, subí y bajé las escalinatas de la facultad de Derecho, di vueltas por las callecitas de Palermo, tomé la Lugones y la recorrí de punta a punta, de Núñez a Retiro, de Recoleta a Flores. Disfruté la ciudad como nunca. La saboreé con todos los sentidos. Me dejé llevar.
Miré mi propia ciudad con ojos de turista, y se sintió rarísimo.
«Ahora ya no tenía que pensar en nadie. Podía ser ella misma, existir por sí misma. Y de eso se sentía cada vez más necesitada últimamente: de pensar, bueno, ni siquiera de pensar. Estar callada, estar sola. Todo el ser y el quehacer, expansivos, rutilantes, alborotadores, desvanecidos; y una se reducía, con una especie de solemnidad, a ser sí misma”.
Virginia Woolf, Al faro
Fue mi regalo de cumpleaños pero fue mucho más. Fue la confirmación de que ya no vivo acá. Fue el pacto de regreso a Madrid, y fue dejar de verdad esa casa, con todos los trámites y cierres que eso implicó estos días.
Estas últimas semanas cerré mi participación en mis dos proyectos amados, en los que trabajé y puse mi energía creativa durante los últimos 6 años. Supernova, el estudio creativo que armamos con Belu, mi amiga-hermana-socia, y Vida Propia, la comunidad creativa que creé en torno a crear y criar, dejaron de ser parte de mí. Los despedí con todo el amor y la luz que me dieron todo este tiempo, con todas sus enseñanzas, con todos sus aprendizajes, con el trabajo enorme que me (nos) llevó y la magia que desplegaron.
Estos días, además, cerré una casa en la que ya no vivo y un estudio en Buenos Aires al que ahora, de verdad, no voy a volver. Fue un cierre de ciclo y una apuesta a lo nuevo, que todavía no sé muy bien cómo será. Fue un salto al vacío, otro más, que veremos adonde me llevará.
Lo que sí sé es que hoy llevo en las valijas los 50 cuadernos que escribí estos últimos 7 años, con todo mi recorrido personal y profesional, para convertirlos en otras cosas, con las ganas de mirar hacia atrás y la emoción de empezar de nuevo.
Mi casa en Madrid está mutando en colores, y pronto voy a tener un estudio en el que voy a poder hacer crecer todo esto, con lo que el proceso tenga para mostrar.
Voy a usar todo mi tiempo y energía para poner al servicio lo que aprendí sobre la transformación creativa, sobre acompañarnos a través del arte y la creatividad, sobre estar mas cerca de nuestra propia verdad, de nuestra propia vida.
Cambiarán mis rutinas, mis itinerarios, mis propuestas, las maneras de conectar con las personas que acompaño hace varios años, pero no cambiará el deseo de aportar algo verdadero al mundo, y también de dejarme llevar.
Ahora me convierto en mí. Está
llevando tiempo, muchos años y lugares;
Me disolvieron y agitaron,
usé la cara de otra gente,
corrí como loca, como si el Tiempo estuviera ahí,
tremendamente viejo, gritando su advertencia,
"Apurate, o te vas a morir antes de-"
(¿Qué? ¿Antes de alcanzar la mañana?
¿Antes de que esté claro el final del poema?
¿O de amar a resguardo entre los muros de la ciudad?)
Ahora a quedarme quieta, estar ahí.
May Sarton, de su poema Ahora me convierto en mí
Este espacio desde el que escribo, por supuesto, también se va a transformar.
Estas semanas lejos de Instagram me mostraron lo valioso de tener un lugar donde conectar con quienes están del otro lado. Este, para mí, es un espacio de intimidad, y deseo que siga siendo así. Por eso voy a ir por más.
A partir de abril, este espacio será una comunidad con mucho más que correos. Será una comunidad de conexión creativa, con mayor cercanía, y la puerta de entrada a la cocina de mis talleres y mi producción artística. Voy a compartir talleres en vivo, presenciales y online, donde voy a volcar todo lo que fui aprendiendo sobre herramientas creativas y artísticas, sobre rutinas y ejercicios aliados que nos transforman, cada mes con una mirada distinta. Y habrá acceso a mis proyectos personales de libros, a mi propio proceso creativo, y a mis días armando esta nueva forma, con entrevistas a artistas y profesionales que admiro muchísimo.
En el próximo correo voy a contar un poco más, y ojalá podamos estar más cerca de esta manera.
Gracias, de corazón, por acompañarme en la transformación de este último año, por darme la mano hacia esta nueva mirada. Ojalá todo este recorrido nos traiga belleza, expresión, transformación, conexión y mucha mucha verdad.
Algo de lo que estuve mirando, leyendo y experimentando estos días sobre transformarnos y acompañarnos.
La película ¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret
Margaret es una nena de 12 años que vive en Nueva York con su familia y tiene que mudarse a New Jersey por el nuevo trabajo del padre. En este nuevo lugar toda su vida transforma. Conoce amigos nuevos, va a un cole distinto y se hace preguntas sobre su propia identidad, sobre ser mujer y creer en algo mas allá de una misma. Es una historia bellísima, divertida y con una fotografía y un trabajo con los espacios y las casas que me volvió loca.
El libro Las incondicionales de Luz Santomauro
Luz me mandó este libro justo un día antes de volar, así que me lo traje como lectura del viaje. Lo arranqué en el avión y me está encantado. Sobre la amistad, la identidad, la familia, los cambios. Me impresionó que el epígrafe del libro es una cita de Rebeca Solnit que copié en uno de estos correos hace algunas semanas, sobre perdernos y encontrarnos a la vez. Sincronías.
La obra de teatro Las cautivas
¡Qué obra impresionante! Tuve la suerte de poder ver esta obra alucinante estos días en Buenos Aires, basada en un libro de Mariano Tenconi Blanco, quien también es director de la obra. No puedo contar nada porque pertenece al mundo de lo extraordinario que es el teatro, pero por favor si están en Buenos Aires no se la pierdan. Es divertida, profunda, poderosa, conmovedora, brutal. Laura Paredes y Lorena Vega: qué bestias.
Últimas funciones en el Teatro Metropolitan de Buenos Aires.
Gracias por llegar hasta acá.
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El 11 de abril empezamos el taller de dos meses y 6 encuentros llamado La pestaña del lobo, un recorrido profundo y transformador hacia nuestra identidad después de convertirnos en madres, con paciencia, compasión, belleza y creatividad. Ya hay un grupo maravilloso. ¿Te sumás? Más información por acá.
Un abrazo grande y que tengas un lindo fin de semana.
Hasta la semana que viene.
Bar
Cambios, Transformaciones, Cierres....FELICIDADES por todo lo vivido & tanto por venir!
Gracias por compartir & acompañar
¡Qué valioso poder cerrar ciclos así! Con aprendizajes y el corazón lleno. Felicitaciones por todo.