Esta semana releí gran parte de los cuadernos que escribí durante 2023.
Para alguien que escribe casi todos los días, releer la totalidad de los diarios del año puede ser como ver una película dramática, o de comedia, o de suspenso, o de terror, todo junto.
En mi caso, 2023 se sintió como tres años juntos, y fue el año más transformador de mi vida (hasta ahora).
Mirando los cuadernos me quedé con 4 grandes (o pequeños) aprendizajes y consejos que recibí y usé mucho este año, y que creo que te pueden servir también.
1. El primero: aprender a confiar en la primavera
Este consejo me lo dio mi amiga Mariana D’Erasmo en marzo, cuando yo todavía no tenía ni idea de cómo iba a ser el resto de mi año y estaba ilusionada y asustada en partes iguales por todo lo que se venía. Me dijo:
Confiá en que ya va a brotar eso que tiene que brotar cuando sea el momento justo. Tené fe en la primavera, que siempre llega.
Cultivá esa paciencia que tiene quien siembra algo y debe sentarse a esperar, sabiendo que quizás pase mucho tiempo antes de ver el fruto de todo su trabajo.
Dificilísimo, e insoslayable.
Otra forma de esto sería lo que aprendí de la artista Hilma af Klint: confiar en lo invisible.
Esa fe en que la oscuridad y lo invisible guardan cosas que no podemos entender hoy, pero que serán el terreno fértil para lo que venga después.
A mí esto se me reveló este año en el montón de silencio, pausa y oscuridad forzadas que tuve que atravesar. Recién ahora empiezo a ver los brotes de mi primavera interna, y si no hubiera confiado en que iba a haber algo más, creo que de verdad no hubiera podido.
Fe en la primavera, y a seguir.
2. Ponerme en el camino de la belleza y de los “actos de arte” simples, rápidos y accesibles, todo lo que pueda
Mirar un documental o una peli conmovedora, escuchar una canción en loop, leer un poema poderoso, escribir sin presión, hacer garabatos, pintar.
Todo estos “actos de arte”, como los llaman Susan Magsamen y Ivy Ross en Your Brain on Arts, pueden cambiar tu estado de ánimo y mejorar tu vida de verdad, sin exageración.
Tendemos a pensar en las artes como un lujo, como entretenimiento o como escape. Pero las artes son mucho más. Se pueden usar para cambiar tu vida cotidiana. Pueden ayudar a abordar problemas graves de salud física y mental, con resultados notables. Y pueden ayudarte a aprender, crecer y prosperar.
Ivy Ross y Susan Magsamen
Sobre esto es sobre lo que más leí, estudié, investigué y puse en práctica para comprobarlo este año. No tengo dudas de que es así, y pienso hacer lo que pueda para compartir todo lo que aprendí. Ponerse en el camino de la belleza, el arte y la creatividad transforma, y mucho más de lo que nos imaginamos.
3. Dar el salto de la supervivencia al crecimiento
Lo aprendí de Clarissa Pinkola Estés el año pasado, pero no supe cómo encarnarlo hasta ahora.
Ponerlo en práctica es muy difícil, porque implica hacernos cargo de nuestro poder, y muchas veces es más fácil -aunque no por eso más cómodo- quedarnos en el papel de víctima impotente.
Sé que esto que escribo puede resultar polémico. Yo misma lo cuestioné (y lo cuestiono) muchas veces, porque reconocernos como víctimas es ante todo necesario, y el primer camino para sanar. Pero cada vez estoy más segura de que la etapa de supervivencia, si se prolonga demasiado, puede aplastarnos y sacarnos la poca energía que todavía tenemos para poder salir de ahí.
Escribe Pinkola Estés en Mujeres que corren con los lobos:
Si nos quedamos en la fase de supervivencia sin pasar a la del crecimiento, nos limitamos y reducimos a la mitad nuestra energía y nuestro poder en el mundo.
En lugar de convertir la supervivencia en el eje de la propia vida, conviene usarla como una de nuestras insignias, pero no la única.
¿Cómo se logra? No tengo la fórmula, y si viviste situaciones traumáticas, sé que es un trabajo para toda la vida. Pero vale mucho la pena pensarlo desde esta mirada.
4. Cerrar el año como lo quiero empezar
Lo aprendí de Marguga y aplica para cualquier cosa: trabajos, vínculos, proyectos creativos, hábitos. Si querés empezar bien lo próximo, tenés que poder cerrar bien lo presente, como te salga.
No esperar al primero de enero para empezar eso que querés hacer el año que viene. No esperar al lunes para tomar las decisiones que querés tomar, o arrancar los hábitos que necesitás empezar. No esperar. Arrancar.
Gracias por estar del otro lado. Esta es mi despedida del año por acá.
Me tomo la semana próxima para pensar (y trabajar) en cómo voy a seguir comunicándome por este medio, y cómo puedo aportarte más valor. Si tenés alguna idea, comentario, palabra de amor o crítica para crecer, acá estoy.
Espero que pases unos últimos días de 2023 en paz. Sé que no es fácil, con el estado de las cosas en el mundo, pero te lo deseo de corazón.
Si querés sembrar una semilla en cosas lindas para los primeros días del 2024 o hacerte un regalo a vos o a alguien muy querido, podés agendar un encuentro de Alianza Creativa conmigo para enero o febrero.
Un abrazo gigante y hasta el año que viene,
Bar
Me encantó la redacción y concepto. Gracias por compartir <3